Como es sabido por gran parte de individuos la obra más prestigiosa de la literatura de habla hispana, al lado de Cien Años de Soledad, ha sido sin duda Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Pero el propósito de este escrito no es hablar de su publicación en 1605, ni de su repercusión histórica al ser considerada la primera novela “moderna”. La única y modesta pretensión es analizar desde la perspectiva de alguien que nació cuatrocientos años más tarde, los rasgos de dos figuras dibujadas en letras, cuya personalidad se caracteriza por ser avanzada para su tiempo.
Don Quijote, representa aquellos hombres que nacen en el mundo equivocado, un soñador en un lugar sin magia, un hidalgo con delirio de caballero en un tiempo en el que los dragones y los gigantes son mera fantasía. Más… Hombres con este rasgo hay y han habido muchos, lo que hace magnifico al quijote, es su capacidad de crear ese mundo ideal, omitiendo una realidad que estorba para ser feliz, su tenacidad para evitar las burlas y convertir los rechazos en halagos, su habilidad para convencer a otros de una realidad imaginada y el deseo de proteger los suyos con su propia vida.
Por otra parte Sancho, muestra el carácter de ese hombre trabajador que espera una oportunidad para transformarse, para romper la monotonía con un poco de locura, ese tipo de criatura que a falta de creatividad para inventar un mundo propio, se pone al servicio del soñador como polo a tierra, y termina sin querer, queriendo, siendo parte de la fantasía y aprendiendo a soñar.
Donde todos los hombres fueran como el quijote, el caos no permitiría la felicidad, y si por el contrario sus aspiraciones fueran como las de sancho, el desarrollo no sería ni mera fantasía, porque ni la fantasía misma existiría. Sancho le da al quijote la serenidad que necesita para aterrizar sus ideas y el quijote en respuesta regala a su escudero ilusión y deseo, y le enseña a vivir fuera de la resignación. El Hombre que nace de este trascendente dúo, es el ideal de ser humano que soñaron los filósofos, de la edad antigua, los sabios de la edad media, los artistas del renacimiento, y los intelectuales de hoy.
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